Democracia y mujeres
By Alberto de la Torre
El otro día me tragué el final de Ángeles de hierro, una película sobre la lucha de las estadounidenses para conseguir el derecho al voto. Y me dejó alucinado la fecha: 1920. Hace menos de 100 años, las mujeres no tenían derecho a votar.
Me parece tan alucinante que hasta hace tan poco tiempo no se considerara que la mitad de la población tuviese los mismos derechos que la otra mitad… Bueno, en EEUU tuvieron que pasar bastantes años hasta que toda la población (osea, todas las razas) pudiera votar.
Y ya me puse a comparar el resto de países. ¿Cuándo se consiguió en España? Pues en la segunda república, en 1931. Y lo más curioso es que en el parlamento de aquella época había mujeres electas, pero que no habían podido votar. Los argumentos en contra eran un poco ridículos. Roberto Novoa, un catedrático de patología, decía tranquilamente
Y yo pregunto: ¿Cuál sería el destino de la República si en un futuro próximo, muy próximo, hubiésemos de conceder el voto a las mujeres? Seguramente una reversión, un salto atrás. Y es que a la mujer no la domina la reflexión y el espíritu crítico; la mujer se deja llevar siempre de la emoción, de todo aquello que habla a sus sentimientos, pero en poca escala en una mínima escala de la verdadera reflexión crítica.
Incluso dentro de las (3) mujeres electas había a favor y en contra. El argumento de Victoria Kent, en contra, era que la mayoría de las mujeres eran conservadoras y estaban manipuladas por la Iglesia, por lo que darles derecho a voto sería poner en peligro la República. Fue otra mujer, Clara Campoamor, a darle la réplica:
No cometáis un error histórico que no tendréis nunca bastante tiempo para llorar al dejar al margen de la República a la mujer, que representa una fuerza nueva, una fuerza joven… Que está anhelante, aplicándose a sí misma la frase de Humboldt, de que la única manera de madurarse para el ejercicio de la libertad y de hacerla accesible a todos, es caminar dentro de ella.
Luego vino Franco y la dictadura. Yo creía que Franco le había quitado el derecho al voto a las mujeres, pero la verdad es que no fue así. Le quito el voto a todos los españoles, pero en los «referéndum consultivos» para apalancarse en el poder (1947 y 1967) sí que permitió el voto de toda la población.
Pero la sorpresa más grande me la llevé hablando con mi suegro del tema. ¿Sabéis qué país en Europa fue el último en aplicar el sufragio femenino?
Suiza, ¡en 1971! ¡Nuestras madres no hubieran podido votar! (aunque las mujeres podían ser elegidas, como pasó con la alcadesa de Ginebra en 1969)
El problema que tuvieron es, precisamente, esa democracia directa que tanto me molaba. Si solo los hombres tienen derecho al voto, ¿para qué iban a darle el poder de decisión a la otra mitad de la población?
Los argumentos, como siempre, haría sonrojar incluso a cualquier tertuliano de la TDTParty.
¿Conceder el derecho de voto a las mujeres? ¡Qué idea más ridícula! El cerebro de la mujer es más pequeño que el de los hombres lo que demuestra que las mujeres son menos inteligentes. Son propensas a actitudes extremistas y se asocian a campañas sin consultar antes a sus maridos. Además, eso no fomentaría la igualdad de derechos porque su natural modestia les impide ir a votar cuando están embarazadas, y como las mujeres del campo suelen tener más hijos, tendrían una desventaja injusta con respecto a las mujeres que viven en las ciudades. Y si las mujeres son elegidas al parlamento, ¡qué deshonra supondría esto para sus maridos! Éstos estarían obligados a cocinar en casa…
La estupidez de los argumentos que soltaron, y el que algo que hoy se considera absolutamente normal y justo no fuera así hace tan poco tiempo… Me da que pensar. ¿Qué situaciones estamos debatiendo hoy que dentro de 50, 100 años se considerarán absolutamente normales y justos? ¿Qué argumentos se verán como ridículos dentro de algunas generaciones? Me imagino que el matrimonio homosexual o la adopción serán unas buenas candidatas.